Félix Arias

No es fácil contar en unas líneas la trayectoria de un músico como Félix Arias. Ni tampoco abordar su personalidad, una de las más interesantes del ámbito musical coruñés.

De apariencia sencilla y modesta, su singular estilo se manifiesta a través de múltiples facetas: cantando y tocando canciones propias o ajenas, colaborando siempre con lo que sus amigos artistas le piden o incluso como profesor de música para los más pequeños. 

En sus comienzos alternó el rock de la banda Guru Deva con el estilo más folkie de Lovely Luna, formación que montó con su amigo Xoel López. Con ambos grabó sus primeros discos y dio el paso gradual del inglés al castellano en las letras de las canciones.

En 2006 publica su primer álbum como solista, “Manchados de tinta” y, desde entonces ha alternado su propia carrera con proyectos como Cincoparedes, ha colaborado con artistas como Silvia Penide, César De Centi, David Quinzá, Julio Trice, o participado como músico en discos y conciertos de Deibes o Folkner. También ha montado bandas de versiones de los Beatles o clásicos del rock para grandes o pequeños como los actuales Plutones, con los que llena la Mardigras las tardes de domingo.

A la hora de cantar canciones ajenas Félix acierta con el repertorio, escogiendo de entre sus influencias declaradas (Simon & Garfunkel, Donovan, Beatles o la canción popular sudamericana) las que le permiten una interpretación más personal. 

En sus directos se ha acompañado de la banda Luz de Gas o de otros músicos colaboradores, pero de entre los múltiples felixarias que nos podemos encontrar el más genuino es aquel que se presenta solo con su guitarra. Félix cierra los ojos y canta sus canciones como si lo hiciera ante un único espectador, íntimo y directo. Si el espacio se presta para el silencio, podremos apreciar su magnetismo, su capacidad de captar las emociones del público y con su complicidad, alcanzar momentos de magia.

Sus dos últimos discos, “Vals muy triste en Sol menor” (2013) y “Aves zancudas” (2016) contienen canciones más elaboradas, con arpegios de guitarra suaves y certeros que parecen no necesitar más acompañamiento. Las letras alternan lo cotidiano y lo poético de forma natural, y títulos como "Usted", "La estación", "Cristales" o “Creía que nunca vendrías” merecen estar en cualquier antología de buenas canciones.